El penúltimo decimal
CAPÍTULO I Después de cenar en el restaurante, con unas cuantas copas encima, decidí pedirme un café para amenizar mi vuelta a casa. Tenía miedo de dormirme en el tren, así que confiaba en el influjo de ese brebaje negro y cargado para que mantuviera mis ojos abiertos. Después de tomármelo en a penas dos...